En este primer módulo del curso
sobre igualdad de trato y no discriminación, me gustaría reflexionar sobre un
tipo de discriminación indirecta, como es la discriminación por lugar de
residencia. En los últimos años por fin parece haber adquirido relevancia
nacional el problema de la “España vaciada”, que provoca que determinados
territorios, dada la menor densidad de población que presentan, vean
perjudicados sus derechos de acceso a servicios básicos como puede ser la
sanidad.
En el caso que yo conozco, los
pacientes sorianos que necesitan acceso a sesiones de radioterapia se ven
obligados a trasladarse diariamente a otras provincias, al no estar disponible
este tipo de terapia en el Hospital de Soria. El artículo “Enfermar de cáncer
en la provincia equivocada” del Diario de Castilla y León ( https://diariodecastillayleon.elmundo.es/articulo/castilla-y-leon/enfermar-cancer-provincia-equivocada/20211226200606038742.html
) cuenta las historias personales de varios pacientes que se ven obligados a
viajar a otras provincias cada día durante meses en ambulancias que a veces ni
siquiera cuentan con calefacción, realizando recorridos interminables para
recoger a varios pacientes antes del desplazamiento, y teniendo que esperar una
vez recibido el tratamiento a que todos los pacientes transportados terminen el
suyo para poder regresar a casa.
“Cuando Conchita se montaba en la ambulancia, lo primero que hacía era preguntar ¿funciona hoy la calefacción? Así sabía si tenía que quedarse con el abrigo y la bufanda puesta o el viaje sería algo más agradable, dentro del vía crucis habitual en cada una de las 33 jornadas en las que, para recibir el tratamiento para su cáncer de boca, no le servía salir de casa coger el bus o el coche y plantarse en unos minutos en el hospital.
Cada mañana temprano pasaban a recogerla, pero lejos de ser un acto de comodidad, le esperaba una desapacible ambulancia que compartía con otros pacientes –no siempre los mismos, pese a la pandemia–. Y la ruta para recoger a cada uno duplicaba la duración de un trayecto común hasta Burgos. "Cuatro horas en carretera, ida y vuelta, para un tratamiento de cinco o diez minutos"
Para mí, estamos ante un ejemplo
claro de discriminación, ya que el hecho de residir en un territorio menos
poblado no debería en ningún caso menguar la accesibilidad a un derecho básico
como es la protección de la salud. Probablemente sea inviable que absolutamente
todas las terapias se proporcionen en todos los hospitales, pero considero que
sí debería garantizarse el acceso a aquellas que, por desgracia, son necesarias
para un elevado número de pacientes. Quizás a través de la legislación deberían
garantizarse una serie de “servicios mínimos” a los que todo enfermo debería
tener acceso sin necesidad de aguantar estas penosas condiciones. Que en un
territorio residan una menor cantidad de personas no debería significar tener
menos derechos.
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